Gracias a un minucioso trabajo de rehabilitación, los visitantes pudieron ver, como si hubieran retrocedido un siglo en el tiempo, cómo funcionaba la maquinaria -con elementos originales- de una de las industrias de destilación de alcohol más punteras.
El museo se encuentra a poco más de veinte kilómetros de Manzanares, en las instalaciones donde Larios retomó en los años 80 del pasado siglo su producción, veinte años después del cierre de su bodega en el casco urbano manzanareño. Algunos elementos arquitectónicos de esa bodega siguen en pie, como las chimeneas y su torre de destilación que, precisamente, será restaurada este año por el Ayuntamiento para albergar dependencias municipales.
La historia de la “bodega del águila” en Manzanares se remonta al último cuarto del siglo XIX. La empresa Jiménez y Lamothe tenía instalaciones en Málaga y en Manzanares. Las manchegas eran las más grandes. Aquí se elaboraron inicialmente vinos y, posteriormente, aguardientes y destilados. En estas tierras buscaron viñedos que les permitieran producir aguardientes como los de la zona francesa de Cognac. Y para ello utilizaron calderas y alambiques procedentes de esa región gala. La bodega manzanareña producía 9 millones de litros de vino frente a los 3 millones de la bodega malagueña. Entre ambas alcanzaron un millón de litros de destilados y aguardiente.
Larios y Cía. adquirió en 1916 la empresa a Jiménez y Lamothe, cuyo escudo del águila mantuvo. En 1933 pasó a ser Larios, S.A., hasta que en 1998 fue adquirida por Pernod Ricard, con raíces históricas similares, dedicada primero a vinos y posteriormente a destilados y bebidas espirituosas.
Ante el descenso de producción, en la década de los 60 del pasado siglo, Larios cerró sus instalaciones de Manzanares y mantuvo las de Málaga. Años después, en los 80, ante el incremento de ventas de ginebra, la empresa volvió a mirar hacia Manzanares por su abundancia de agua subterránea y construyó un nuevo centro de producción en la dehesa de Madara, donde produjo sus primeros destilados y embotellados en 1984. Éste es actualmente el centro de referencia de Pernod Ricard.
Toda la maquinaria de la bodega Larios de Manzanares se conservó, fue desmontada, restaurada y se volvió a montar en una de las naves del nuevo centro de producción, convertida en un espectacular museo industrial, réplica de la bodega original. Incluso se utilizaron las mismas tuberías y grifos.
Durante la visita se puso en funcionamiento toda la maquinaria original para explicar el proceso, incluidas las máquinas de vapor desde las que también se generaba la electricidad y que sigue funcionando con el tendido eléctrico y cableado original. El cuadro eléctrico data de 1896.
El museo reproduce en sus distintos niveles las diferentes partes de la bodega, desde el lagar hasta los tanques de fermentación y almacenaje, los empotros y las tinajas originales, con su escudo del águila.
Fuente: Ayuntamiento de Manzanares
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