La variedad de su flora y su fauna, única por la diferencia del agua de los ríos: dulce y salado, han hecho que en 1973 se considerase Parque Nacional para preservar su conservación frente a la mano del hombre. Siete años más tarde, la UNESCO lo nombraría Reserva de la Biosfera. Un título que peligró en varias ocasiones debido a la explotación de los recursos hídricos y el incendio del parque en 2009, que afectó gravemente al ecosistema de la zona.
El desarrollo agrícola y económico también influyeron en el entorno en los últimos años. Su principal característica son los diferentes tipos de vegetación que se encuentran en las tablas: desde bosques mediterráneos de ribera, saladares, algas acuáticas, carrizales, praderas o amplios masegares, siendo este último el más típico del lugar y el más grande de España. La gran variedad en su flora ha favorecido que en las Tablas de Daimiel habiten extensas especies de animales.
El parque cuenta con varias pasarelas de madera por donde los visitantes pueden disfrutar de diferentes aves acuáticas como las garzas, somormujos, patos o rállidos. Algunas de ellas son visibles todo el año. Otros como el pato colorado, la garza imperial, el carricero común, la cigüeñuela o las cigüeñas, solo están presentes en primavera y verano. Mientras, las garzas reales, las grullas comunes, el aguilucho, los patos cuchara o el extraño morito, entre otros, les hacen relevo en otoño y descansan allí hasta la llegada del invierno. Entre los mamíferos, las especies más destacadas son los jabalíes, los zorros, los conejos, las liebres ibéricas o las nutrias.
Hubo un tiempo en el que los locales pescaban en su río. Si embargo, los peces son los que han sufrido más cambios a lo largo de los últimos años, pues se han perdido muchas especies autóctonas. Algunos de los que se han conservado son las carpas, los cachuelos o la gambusia, entre otros. Estos comparten entorno con anfibios y reptiles, así como con el cangrejo rojo americano.
Las Tablas de Daimiel se pueden visitar por libre o con visitas guiadas. Entre los diferentes itinerarios están: la Isla del Pan, a la que se accede por diferentes pasarelas de madera que van saltando por las islas. Aquí además se encuentra la laguna de aclimatación donde se pueden ver diferentes tipos de aves acuáticas. También el recorrido por la laguna permanente, situada a la entrada del río Guadiana en el parque, o la torre de Prado ancho, desde donde se obtienen las mejores vistas del humedal y donde se concentran el mayor número de aves. Por último, el parque también ofrece visitas en 4x4 con el que se puede acceder a zonas restringidas.
Fuente: National Geographic
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