El profesor y naturalista, Francisco Zamora, ha explicado que que 'Los Ojuelos' se encuentran en el paleocauce del río que, tras ser encauzado en los años sesenta y primeros setenta del siglo XX, dejó de funcionar hidrogeológicamente como lo había hecho en el pasado.
Los afloramientos de agua actuales, unos treinta, son mayoritariamente antiguas zanjas y pozas, además de alguno a flor de tierra.
De estos, ha dicho Zamora, "algunos conservan agua, a pesar de haber empezado la intensa campaña de riegos".
Los niveles freáticos habían descendido unos 20 centímetros hace ya un mes y medio y es presumible que siga esta tendencia en los meses veraniegos que a finales de la época estival podría llegar a ser de un metro y medio.
Zamora ha comentado que es muy significativa e importante la evolución de la vegetación hidrófila en este enclave que, además, presentan una gran diversidad geomorfológica, con formaciones dunares y yesares.
También ha destacado los altos valores fitogeográficos que atesora, a pesar de las visibles amenazas existentes.
El naturalista ha recordado que científicos y conservacionistas siguen trabajando en el estudio, conservación y divulgación de los altos valores naturales, paisajísticos y culturales de esta zona.
Los afloramientos de agua en 'Los Ojuelos' comenzaron a detectarse a finales del mes de diciembre del pasado año cuando un vecino de Villarrubia de los Ojos, Conce Sepúlveda, observó la presencia del agua en la llanura de inundación del río Gigüela.
Se trataba de un fenómeno geológico que no se producía desde décadas, cuando de forma natural esta zona se encharcaba debido a la crecidas del río y a los mandaderos de agua conocidos como "ojuelos".
Este fenómeno geólogico ha levantado el interés de varios equipos de científicos de distintas instituciones que comenzaron a estudiar este fenómeno, debido a que su aparición se produjo en un año en el que las lluvias no fueron muy abundantes.
La aparición de agua en este punto del río Gigüela, se produce antes de adentrarse en el Parque de Las Tablas de Daimiel.
Históricamente el río presentaba un cauce muy llano, anastomosado, con diferentes cauces trenzados.
En los años sesenta se encauzó, quedando reducido a un canal estrecho. A partir de entonces, los manantiales desaparecieron debido a la extracción masiva de aguas subterráneas.
Desde el pasado mes de diciembre, el agua ha vuelto a manar, lo que ha llamado la atención de científicos y naturalistas.
Fuente: lanzadigital.com
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