La representación, que como en ediciones anteriores tuvo lugar en la Plaza Alonso Quijano, se convirtió una vez más en el acto más participativo y popular de los celebrados a lo largo del año en la localidad, superando entre actores, músicos, bailarines y técnicos los más de 150 vecinos y vecinas de todas las edades.
Bajo el título, al estilo de los puestos por Cervantes en su obra, “La extraña aventura que en el castillo de los Duques sucedió a don Quijote con Altisidora y una manada de gatos, más las cosas sucedidas a Sancho cuando volvía de ser Gobernador de la Ínsula con unos peregrinos y su desventurada caída a una profunda sima”, la experta mano de Serrano de Menchén en estos lances tras quince representaciones, se mostró ágil para guiar y “desfacer los entuertos”, que diría don Quijote, que suelen surgir en una representaciones donde se mezclan actores aficionados, niños y animales, una mezcolanza donde cualquier cosa puede ocurrir.
Una vez más Jose Luis Fernández (don Quijote) y Pedro Serrano (Sancho) volvieron a sorprender y a arrancar multitud de aplausos al público que sigue sorprendiéndose con sus actuaciones a pesar de llevar haciendolo dieciséis años consecutivos.
Agradecido también se mostró el público con los numerosos niños, el cuerpo de baile, músicos y actores que acompañaron a don Quijote y Sancho.
Entre el entusiasmado público, en esta edición se encontraban los participantes en las Jornadas Nacionales de Folklore, que entre los días 6 y 7 acoge la localidad, para los que fue una gran experiencia y sorpresa por asistir a la puesta en escena.
Dividida en dos aventuras, en la primera, después de marcharse Sancho, para ser Gobernador de la ínsula Barataria las damas del palacio de los Duques, Altisidora y Emerencia, deciden burlarse de don Quijote fingiendo que Altisidora está enamorada de él; así acuden a cantar o interpretar un romance ante la ventana donde duerme. Don Quijote lo oye y, al día siguiente, cuando sale del aposento, ellas, que siguen con la broma, fingen que Altisidora se desmaya de amor al verlo. Por la noche, don Quijote, le canta a la dama un romance. Ellas, acuden a la Duquesa para seguir con la broma, y entre todas deciden asustarlo mientras duerme entrando en el aposento una manada de gatos; que fue interpretada muy simpáticamente por gran número de niños ataviados como si fueran estos animales.
En la segunda aventura, Sancho vuelve de ser gobernador de la ínsula Barataria. Camino del palacio de los Duques se encuentra con un grupo de peregrinos; entre ellos va, de incógnito, su compadre Ricote; que desde Francia, país donde se halla refugiado (los moriscos fueron expulsados de España por Felipe II), regresa a su pueblo para recuperar un tesoro que había escondido. Ricote reconoce a Sancho y le propone que vuelva con él al pueblo para ayudarle a desenterrar el tesoro. Sancho no acepta el ofrecimiento y sigue su camino alcanzándole una noche de tormenta que le lleva a deambular por el campo hasta caer en una profunda sima.
Al día siguiente, don Quijote, acompañado de los Duques y la comitiva, sale al campo, y estando paseando oye los gritos de Sancho; pero cree que es un fantasma, hasta que el rebuzno del burro le aclara la mente y reconoce a su escudero; comienza entonces la ardua tarea, por parte de don Quijote y sus acompañantes, de sacar a Sancho y al burro de la sima, escena que arrancó numerosas carcajadas de un público ávido de las aventuras de su más ilustre vecino.
Fuente: Ayuntamiento de Argamasilla de Alba