"Alma del Vino" permite redescubrir la "bodega del águila" en el Museo de Pernod Ricard

Con el director del centro de producción Pernod Ricard, Enrique Carballás, como guía de excepción, los visitantes admiraron el museo de las instalaciones que la multinacional francesa posee a poco más de veinte kilómetros de Manzanares, en el término de Las Labores, donde Larios retomó en los años 80 del pasado siglo su producción, veinte años después del cierre de su bodega en el casco urbano manzanareño, de la que aún quedan en pie elementos patrimoniales como la torre de destilación y chimeneas.

Carballás repasó la historia de la bodega. En el último cuarto del siglo XIX, Jiménez y Lamothe tenían instalaciones en Málaga y en Manzanares. La manchega fue la más grande. Inicialmente elaboraron vinos y posteriormente aguardientes y destilados. En estas tierras buscaron viñedos que les permitieran producir aguardientes como los de la zona francesa de Cognac. Y para ello utilizaron calderas y alambiques procedentes de esa región gala. La bodega manzanareña producía 9 millones de litros de vino frente a los 3 millones de la bodega malagueña. Entre ambas alcanzaron un millón de litros de destilados y aguardiente.

Larios y Cía. adquirió en 1916 la empresa a Jiménez y Lamothe, cuyo escudo del águila mantuvo. En 1933 pasó a ser Larios, S.A., hasta que en 1998 fue adquirida por Pernod Ricard, con raíces históricas similares, dedicada primero a vinos y posteriormente a destilados y bebidas espirituosas.

Ante el descenso de producción, Larios cerró sus instalaciones de Manzanares y mantuvo las de Málaga en la década de los 60 del pasado siglo. Pero en los 80, ante el incremento de ventas de ginebra, volvió a mirar hacia Manzanares por su abundancia de agua subterránea y construyó un nuevo centro de producción en la dehesa de Madara, donde produjo sus primeros destilados y embotellados en 1984, hace ahora treinta años. Actualmente es el centro de referencia de Pernod Ricard.

Toda la maquinaria de la bodega Larios de Manzanares se conservó, fue desmontada, restaurada y se volvió a montar en una de las naves del nuevo centro de producción, convertida en un auténtico museo industrial, réplica de la bodega original para la que incluso se utilizaron las mismas tuberías y grifos. 

Durante las visitas guiadas, los operarios de Pernod Ricard pusieron en funcionamiento toda la maquinaria original para explicar el proceso, incluidas las máquinas de vapor desde las que también se generaba la electricidad y que sigue funcionando con el tendido eléctrico y cableado original. El cuadro eléctrico data de 1896.

Gracias a esta iniciativa de las Jornadas “Alma del vino”, los visitantes pudieron admirar este impresionante trabajo de restauración y conocer así lo que fue una de las bodegas más singulares de Manzanares, de la que se reproducen sus distintos niveles, desde el lagar hasta los tanques de fermentación y almacenaje, sin olvidar los empotros y las tinajas originales, con su escudo del águila.

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Fuente: Ayuntamiento de Manzanares

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